Hace casi trescientos años, cuando las máquinas de vapor empezaron a inundar las industrias, muchos obreros ingleses entraban a las fábricas para destruirlas, con la vana esperanza de detener el curso de la historia. Solo 20 años después del surgimiento de la Web, ya no hay que convencer a nadie de su monumental impacto en el mundo de los negocios. Pero todavía hay empresas e instituciones que no están utilizando todo el potencial de la Web para fortalecer su presencia en un universo cada vez más vertiginoso y competido, desaprovechando las ventajas de contar con la confianza de un redactor web.
¿Está seguro de que existe?
Una empresa u organización que no tenga una página Web no existe. Debe comenzar a existir encargando una. Sin embargo, lo más sorprendente es la cantidad de empresas que no están rentabilizando su inversión inicial y gastos recurrentes en una Web, sencillamente porque no provoca navegar por ella. Es como vivir en una especie de semi existencia.
Su página es muy bonita y muy veloz, pero …
No cabe duda de que su página debe ser amigable a la vista. También debe estar diseñada para que la navegación sea fácil y rápida. Pero eso es solo el comienzo. Lamentablemente muchas empresas creen que solo necesitan una web con colorido y rápida, a la que nada más hay que añadir los listados de los productos que venden y de los servicios que prestan para ser candidatas a ganar la liga. Descuidan lo más importante: la calidad de lo que se lee o se ve.
La información puede que sea su pata coja
Casi todo el mundo puede redactar algo, tomar una fotografía o hacer un video casero. Pero es mejor dejar eso para el álbum familiar. Para la empresa, hay que recurrir a los especialistas. Un redactor profesional comenzará estableciendo lo que realmente le interesa saber a sus clientes. A continuación lo expresará de la mejor manera posible (textos, fotos, videos) y finalmente, se asegurará de que sus contenidos no se pierdan en la selva de la WWW.
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