Las empresas que siguen las buenas prácticas de Marketing digital ya saben que la redacción de contenidos originales es esencial para obtener buenos resultados, aumentar el tráfico web y mejorar el posicionamiento SEO. El problema es que el tema parece no estar muy claro aún para uno que otro redactor de textos, que cree que copiar contenidos de terceros puede resultar una buena idea.
El problema es que la tarea no es fácil. El redactor de textos debe conocer el tema o el negocio sobre el que va a escribir, redactar un buen artículo y por supuesto tener algunos conocimientos de SEO.
Algunas empresas, que cuentan con recursos limitados, buscan fórmulas simples para resolver el problema. Por lo tanto acuden a un redactor de textos que no tiene el menor inconveniente en publicar contenidos de terceros en el blog.
Nuestra opinión es que esta es una práctica que no debe llevarse a cabo. Expliquemos un poco las razones para asumir esta posición.
CONTENIDOS ORIGINALES GENERAN CONFIANZA Y CREDIBILIDAD.
Uno de los principales beneficios que trae la producción de contenidos originales es que la Empresa obtiene un reconocimiento, autoridad y referencia en el mercado. El redactor de textos debe mostrar todo el tiempo, cuanto sabe del tema, y hacer saber a los clientes potenciales que la Empresa tiene una historia, conoce los problemas de sus clientes y sabe cómo resolverlos.
COPIAR CONTENIDOS DE TERCEROS PUEDE DAÑAR TUS BÚSQUEDAS ORGÁNICAS.
Un blog, puede llegar a convertirse en la principal forma de atraer visitas orgánicas a la página web de tu Empresa. Esto se debe por supuesto, a la posibilidad infinita de utilizar palabras clave de alto impacto, y de crear contenidos atractivos, que puedan generar enlaces de calidad.
Cuando el redactor de textos simplemente copia contenido de terceros, el contenido empieza a crear más problemas en lugar de prestar ayuda.
Esto se debe a que Google, con la famosa actualización de Panda, ha empezado a penalizar los sitios que copian contenidos en lugar de crear nuevos.
Lo anterior no implica que, un buen redactor de textos, que desee compartir un artículo que encuentra interesante y necesario para sus lectores no pueda hacerlo de forma lícita.
Esto es, incluyendo un enlace al texto en cuestión o simplemente citándolo entre comillas y por supuesto indicando la fuente, previa autorización del escritor original.